martes, 6 de octubre de 2009

GALILEO Y YO - cap. 1


Inspirado en la película “Marley y yo”



Después de investigar en el Internet y revistas, la raza de perro que convenía adquirir, llegamos a la conclusión de que un labrador retriever sería la solución para tener una mascota; los labradores, según datos, adoran a las personas, suelen ser pacientes con los niños; no es un perro agresivo, son fáciles de entrenar, tiene una excepcional afabilidad, gentileza, inteligencia, energía y bondad; bueno, es la raza más popular del mundo por cantidad de ejemplares registrados.

Daniel, el vecino de Mayra, curiosamente le había ofrecido un cachorro de esta raza, ya que el tiene una hembra que acababa de dar a luz a sus cachorritos. May no aceptó; al cabo de una semana me lo contó y le dije que sería muy buena opción, después de algunas horas de plática logré convencerla de que tuviéramos a nuestra primer mascota, después de todo, ¿qué sería de un matrimonio sin una de éstas?, argumento que fue aceptado por mi ahora esposa. Inmediatamente fuimos a ver a Daniel para que nos dijera en cuánto nos podía dar un cachorro. Nos comentó que sólo le quedaba uno y estaba en ese momento en la tienda Liverpool en venta; que lo fuéramos a ver y si no se vendía en esa semana nos lo daba a mitad de precio. Así sucedió.

Galileo es originario de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas; actualmente tiene tres años de edad. Todavía recuerdo cuando fuimos con mi amigo Eder por el tan ansiado perrito a casa de la mamá de Daniel, en San Cristóbal; estuvo en mi oficina cerca de dos horas esperando a que terminara mi jornada laboral y así poder llevarlo a casa. Un poco temeroso estuvo conociendo el nuevo espacio lleno de computadoras y cables al que había sido llevado; al punto de las 7:30 de la noche, hora en que salgo de la oficina los días viernes y de partir hacia la capital del Estado, para pasar el fin de semana en casa de mi madre, que es donde dormía esos fines de semana ya que aún no me casaba, tomé una caja, creo que era de un regulador de voltaje, le hice unos agujeros y lo metí. Gaby me apoyó para llevarlo en sus piernas dentro de la agujereada caja.

Confieso que tuve miedo de llevarlo a casa de mamá Thely, ella no es muy amigable con este tipo de mascotas, a pesar de que ella creció a lado de dos pastores alemanes, propiedad de papá Daniel y mamá Tita. No sabía cómo reaccionaría ante este hecho; la idea original era tenerlo el fin de semana en Tuxtla y toda la semana en San Cristóbal para que me hiciera compañía.

Esa noche durmió en mi cuarto, mi madre no sabía nada; llegué a casa muy tarde para que no se diera cuenta de mi reciente adquisición. Al día siguiente encontré los incontenibles deshechos corporales de mi cachorro en el piso del cuarto. Él estaba debajo de la cama como si ya hubiese encontrado el sitio perfecto para dormir.

Continuará…



4 comentarios:

Eder dijo...

Idiay pue, ya escribi la segunda parte pa que ponga mi comentario.

DJPMX dijo...

Hola, nosotros conocimos a Galileo y de hecho en una ocacion mi hermana Lupe y todos nostros salimos co Galileo y en una ocacion desahogo sus alimentos via rectal y por unanimidad votamos que Lupe recogiera sus heces en plena esquina del andador, jajaja, esperamos el resto de la historia.

mr dijo...

mmmmm....
queremos saber todas las cosass y sin sensura.. jeje

Anónimo dijo...

una historia contanda perfectamente, esperamos la continuacion

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